miércoles, 23 de noviembre de 2011
Ya llegó la nueva novela de Ruiz Zafón
lunes, 7 de noviembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
Nuestros lectores escriben cuentos
Él lo sabía
por Nicolás Recupero
Esa mañana despertó temprano, desayunó ligero y se fue al centro. El año de a poco terminaba. Las cosas estaban mejor. No. Habían empeorado. Sus padres lo sabían, su hermana lo sabía. Él lo sabía. Ya tenía pensado cómo hacerlo. Fue a esa librería que había visto una vez al pasar en taxi (desde entonces quiso entrar) y después de revisar la narrativa inglesa pasó a la norteamericana, encontró un ejemplar del libro que buscaba y lo pagó. Al salir fingió no dar rumbo a sus pasos por el simple y libertario placer de saberse hacedor de sus obras y no otro muñeco de los dioses, esos niños caprichosos con fuego en mano.
Al llegar encontró en la puerta algunas personas, todas muy relajadas –esperable. Charló con el portero un rato, inspeccionó con sutileza el terreno. Se percató del mediodía cuando ya lo abandonaba y decidió comer algo.
El reloj marcaba las cinco cuando dejó el pequeño restaurante (en la otra cuadra: vista perfecta a la puerta desde las mesas de la acera) y se cruzaron. El encuentro fue breve pero intenso; sintió un apetito inimitable, un ansia sexual que ningún orgasmo podría jamás encomiar, la fuerza de un dios que se crea desde el vacío. Gloria: antes fetiche discordante, fruta prohibida e inasible.
El éxtasis no lo había dejado de arrobar cuando se produjo el segundo encuentro. De nada sirven los detalles sobre el intervalo, así como nadie se preocupa por el espacio entre un suspiro y otro.
Era tarde.
Se detuvo a mitad de camino.
Entonces dijo lo que nunca nadie quiso que dijera.
-¡Mr. Lennon!
lunes, 24 de octubre de 2011
Y Pora, un libro para muchos meses
lunes, 17 de octubre de 2011
Noticias
Los e-books ya seducen por precio y comodidad
Son un 30% más baratos que los de papel y cada vez más librerías argentinas los ofrecen. Además de los best-sellers, el público académico mueve la demanda. Y se consiguen títulos inéditos en el país. Despegan los libros electrónicosPor Pablo Sigal
Clarín Digital, 14 de Octubre de 2011
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La Boutique del Libro, Librería Santa Fe y Paidós firmaron a mitad de año un contrato con Libranda y Amabook (que agrupan a las principales editoriales en castellano) para distribuir sus e-books. Allí se pueden conseguir ediciones de editorial Siruela a 45 pesos o de Anagrama aún más baratos, algo impensable por mostrador.
Las librerías y editoriales consultadas por Clarín coincidieron en que este año la venta de libros electrónicos ya representa entre el 1 y el 2% de la demanda total. En Europa es el 5% y en Estados Unidos, el 20%. Según la consultora PWC, el mercado argentino del e-book alcanzará el millón de dólares en 2014 .
“Es un formato que recién está comenzando y queda mucho camino por recorrer. Se necesita más oferta de e-readers (aparatos para leer libros electrónicos) y que la cultura del e-book vaya entrando en la gente. Muchos hoy compran el lector, bajan un libro y después se olvidan”, dice Alejandro Pérez Morales, uno de los dueños de la Boutique del Libro.
Sebastián Ansaldi, gerente de márketing de editorial Planeta, cree que “todavía no está claro el modelo de negocios” del e-book. Sí se sabe que el papel seguirá siendo por ahora prioridad de las editoriales, aunque no arriesgan por cuánto tiempo. “Lo más probable es que en el futuro convivan ambos formatos”, agregó Ansaldi.
¿Qué compran los lectores electrónicos? “En otra escala, la demanda de la librería real se reproduce en la virtual. Así, los best sellers de ficción y no ficción encabezan los ránkings de ventas”, asegura Juan Pablo Aisenberg, de Librería Santa Fe.
Pero no todo es tallarines con tuco. Sorprende, en un recorrido veloz por las góndolas virtuales, la cantidad de autores prestigiosos “traducidos” al e-book: Silvina Ocampo, José Saramago, Paul Auster, Marcelo Cohen, Fernando Vallejo, César Aira, Mario Bellatín, Alan Pauls, Mario Levrero, Tomás Eloy Martínez y siguen las firmas.
Se suma otro público, también, que busca textos académicos . Andrés Zaied, gerente de contenidos digitales de Musimundo, explica que “los libros de consulta profesional y los ensayos se venden mucho, además de las novelas rosas”. En esta cadena cuentan con un stock de 30 mil títulos disponibles, de los cuales el 10% son de producción nacional. “Para el que viaja y debe llevarse libros es una opción ideal”, agrega Zaied.
La veta universitaria ya la había percibido Eudeba, al lanzar este año su plataforma de e-books con una política de precios (en relación al papel) aún más agresiva que sus competidores. “Las guías para UBA XXI son uno de los materiales más vendidos”, destaca Gonzalo Alvarez, presidente de la editorial. Desde la librería Paidós, con un catálogo fuerte en psicología y sociología traccionan la oferta.
Otra ventaja: conseguir libros que en la Argentina no están editados en papel. Y que hasta ahora comprarlos por Amazon para que los enviaran implicaba un gasto para pensar dos veces. Sí, saldrán los fundamentalistas del objeto libro a objetar la nueva alternativa, a hablar del ritual que se pierde o de que el iPad y el habano no se llevan. Otros, siempre al día con la última tecnología, se tirarán de cabeza en esta nueva sopa digital.
viernes, 7 de octubre de 2011
LA GAVIOTA MÁS VELOZ DEL MUNDO
Esta es una historia de una gaviota que se la contó a otra gaviota, que se la contó a otra, a otra y a otra, hasta que llegó hasta mí.
Había un vez una gaviota que no podía volar.
"Volar es lo más gaviota de ser una gaviota", repetía mamá gaviota.
Todos los días mamá gaviota daba clases de vuelo a todos sus hijitos.
Estos son los pasos de la clase de vuelo:
El siguiente es el dibujo de mamá gaviota y sus hijos volando por el cielo (o sea, el paso número 5 de la clase de vuelo).
Pero en este dibujo falta una y es Libertad.
Mientras todas las gaviotas disfrutaban de estar cerca de las nubes, Libertad seguía muy cerca del suelo (o sea, el paso número 3).
Aquí está Libertad corriendo a máxima velocidad, casi a punto de despegar.
Libertad poco a poco, se estaba convirtiendo en una maratonista ¡Qué entrenamiento tenía y qué rápido corría!
Pero, mamá gaviota alentaba a Libertad a volar, a punto de quedar sin aliento de tanto enojarse o lo que es peor, de tanto decepcionarse.
Esto es lo que pensaba mamá gaviota de Libertad:
"Es fiaca, sufre de vértigo, come poco, le falta hierro, le falta voluntad".
Esto es lo que pensaba Libertad de mamá gaviota: " Cómo me gustaría que no esté enojada conmigo..."
Un día apareció el hada madrina de las gaviotas, es más o menos así:
"Libertad, sé que estás en problemas y vine a ofrecerte un deseo", le dijo dulcemente.
Entonces Libertad pensó, pensó y pensó y finalmente dijo: "¡Quiero que a mi mamá le guste como corro!"
Al día siguiente, como todos los días, fueron a la práctica de vuelo, pero ese día mamá gaviota vio a Libertad y emocionada dijo: "¡Qué lindo corre mi hija, cuánta gracia tiene y qué veloz es!"
martes, 27 de septiembre de 2011
Nuestros lectores escriben cuentos
El cuento que publicamos hoy es muy especial ya que ha sido escrito por una madre e ilustrado por su hijo de 8 años. Está dedicado a la hermanita de 4 años del maravilloso ilustrador.
Agradecemos a ambos la belleza literaria y artística que nos han enviado.
Invitamos a aquellos que escriban cuentos para cualquier edad que nos envíen sus trabajos a:
chwojnikd@hotmail.com
Motivo: Cuento Boutique del libro
viernes, 9 de septiembre de 2011
lunes, 5 de septiembre de 2011
viernes, 19 de agosto de 2011
Promoción de la lectura
La idea de este espacio es reflexionar sobre la promoción de la lectura en contextos comunitarios a partir de un recorrido posible por la Literatura Infantil y Juvenil latinoamericana.
La capacitación tiene un formato de taller. En todos los encuentros se realizan actividades de promoción de la lectura y también se trabaja sobre material teórico específico, profundizando sobre algunos autores. Al mismo tiempo, se reflexiona sobre el rol de mediador de lectura, el diseño de un taller, la selección de libros, entre otras cuestiones relacionadas con la lectura y se brindarán herramientas concretas para la implementación de actividades y proyectos de promoción de la lectura en diversos contextos (escuela, centros comunitarios, bibliotecas, comedores, hogares, etc.)
Se trabajará la planificación y el diseño de propuestas individuales y grupales y al finalizar la capacitación se armará un banco de propuestas para socializar entre los participantes. Se entregan certificados de asistencia.
El arancel es de $ 150 por mes.
La duración del seminario es de 4 meses, los días martes de 19 a 21.30 hs, en La Vereda Asociación Civil, Sarmiento 2946 (entre Boulogne Sur Mer y Ecuador).
Informes e inscripción:
Daniela Azulay: azulaydan@yahoo.com.ar
Mara Tomaino: mara2004@fibertel.com.ar
miércoles, 22 de junio de 2011
¿Qué leen los autores? Gustavo Ferreyra / Escritor
Creo que los mejores libros son aquellos que tenemos como únicos cuando los terminamos y que luego, con el tiempo, son capaces de devorar a otros libros únicos y andar en nuestros recuerdos unos preñados de otros. Así, para mí, Rojo y negro de Stendhal va preñado de La educación sentimental de Flaubert, el Ulises de Joyce va preñado con El sonido y la furia de Faulkner, Viaje al fin de la noche de Celine con Trópico de capricornio de H.Miller, Los demonios de Dostoievsky con Los siete locos de Arlt, con La náusea de Sartre y con Una cuestión personal de Oé, Jakob Von Guten de Walser con El Castillo, En busca del tiempo perdido con Lolita , Extraños en un tren con A sangre fría , Así habló Zaratustra con Ficciones, Los miserables con Las uvas de la ira, La muerte de Ivan Illich con toda la obra de Tolstoi, porque hay grandes autores que se devoran a si mismos. Y finalmente el Quijote , que va preñado con todos ellos. Como verán, al fin también las obras devoran a los autores y me vi en la posibilidad de ya no nombrar a estos últimos.
Estos son libros que amo demasiado y que no sé si volvería a leer porque justamente les temo y tal vez volvería a ellos con la idea del beneficio. Nada me repele más que la idea de retornar a esas páginas para, en la relectura más atenta a las habilidades del constructor, sacar provecho. Prefiero que anden como sonámbulos oscuros y embarazados, algo perdidos en mis calles. En el fondo, quizá, no los releo para que esos libros sean por fin uno mismo. Como lector, creo, quisiera ser esos libros.
En cuanto a los libros que volvería a escribir, supongo que todos. Hace unos meses, en ocasión de una crítica aparecida en otro portal sobre mi última novela, Dóberman, Guillermo Belcore, persona que no conozco, dijo que se notaba que yo era feliz escribiendo. Me sentí descubierto y casi emocionado. Ese comentario tocaba algo recóndito y secreto. Soy tan feliz escribiendo que esto incluye, sin ofensas, ese pequeño sufrimiento por lo que puede no venir, por lo que se puede perder de mí y que no va a estar en el texto. En fin. De todos modos, viví más intensamente me parece la escritura de El desamparo, de Piquito de oro y de las dos últimas, inéditas todavía: La familia y Piquito.
Actualmente leo un volumen de Losada que incluye dos obras de teatro de Sartre: Las moscas y Nekrasov, esta última una suerte de comedia bastante llamativa (en la medida en que Sartre puede escribir comedia) y tengo en la pila Un hombre llamado lobo, de Oliverio Coelho.
Biografía del autor
Gustavo Alejandro Ferreyra nació en Buenos Aires en 1963. Licenciado en Sociología , es profesor en la Universidad de Buenos Aires y del nivel medio para adultos.
Recibió los premios de Del Castillo Editores de 1986 en el Concurso Nacional del Cuento por "Una historia" y el Premio Emecé de Novela , edición 2010, por Dóberman, con fallo unánime del jurado integrado por Tununa Mercado, Fabián Casas y Martín Kohan.
Ha publicado El amparo (1994), El perdón (1997), El desamparo (1999), Gineceo (2001), Vértice (2004), El Director (2005), Piquito de oro (2009) y Dóberman (2010).
Es colaborador en diversos medios periodístcos de Argentina ( Revista Ñ, El cronista cultural y El ojo mocho) y de España ( Revista Lateral).
viernes, 15 de abril de 2011
¿Qué leen los autores? Guillermo Saavedra / Escritor y editor
domingo, 6 de febrero de 2011
Nuestras reseñas
Pinamar
Hernan Vanoli
(Interzona, 2010)
138 pags.
Vamos a la playa
Finalmente llegaron las vacaciones; tiempo para descansar, despejarse y reagrupar fuerzas ante un nuevo año que se nos abalanza. ¿Que mejor para estas ligeras jornadas de ocio que una buena literatura de playa? Claro, no a todos les llegaron las vacaciones, algunos deben quedarse y seguir transitando día a día el asfalto incandescente de la capital en la hora pico de sol con 40 grados de sensación térmica solo para llegar a su cubículo, entonces ¿que mejor también para estas abrumadoras peregrinaciones urbanas que una escueta dosis de literatura con un titulo sugerente? Hurgando un poquito, de entre las nuevas editoriales pequeñas de autores contemporáneos hallé una novela ideal tanto como para amenizar bajo una sombrilla como para comparecer en el subterráneo: Pinamar (Interzona, 2010).
Esta ultima novela de Hernán Vanoli es un relato fragmentado (al mejor estilo “El museo de la revolución” de Kohan) en primera persona, que transcurre en dos ámbitos paralelos, el presente del protagonista por un lado y la redacción –en un tiempo anterior- de un diario que este le escribe a su hermano en España, por otro. Ambos planos tienen un punto de contacto, la mirada sectaria, antipopular, prejuiciosa y alienada del protagonista que oficia de joven exponente de clase media alta porteña, en una clave entre irónica y burlesca de un autor que raya por su lucidez.
En Pinamar hay de todo; acción, estilo, intensidad, y sexo, inscrito en el realismo vertiginoso de lo que se denomina “nueva narrativa Argentina”. El estilo es ágil, directo, conciso, a veces apresurado, con escasos adornos lingüísticos y casi sin adjetivos. La temática de corte sociológica monta un eje político que se inserta en el contexto de la crisis del 2001 con elementos futuristas (hechos recientes) y giros argumentales inesperados que rozan lo bizarro cuando no impactan violentamente en la incomodidad sutil unas veces o en el liso y llano bochorno en otras. Pero nunca mejor, cumple su función ineludible y lo hace con singular altura: entretiene como pocas.
Antes de concluir, hay dos elementos para destacar que nada opacan el nervio de la obra pero vale la pena mencionar. Uno de tipo argumental, la lectura del “Argentinazo” (o sea un posicionamiento del relato) desde el análisis que se le puede hacer una década después, y si bien es lo que tiene de sustancioso (y actual) en el realismo en el que se inscribe, también es lo que tiene de inverosímil. Y el segundo, completamente subjetivo –mejor dicho, aun más completamente subjetivo-, es que el componente fantástico que aflora hacia el desenlace (como en “La transformación de Rosendo” de Ricardo Strafacce, con mismo transfondo) corre pura y exclusivamente en función de la picardía y del oficio de entretener; elude en este caso –intencionalmente creo- el desenlace como manifestación superadora. Pinamar es la síntesis de los que reinventan el concepto de “literatura de playa” o este verano entre la pelota, la paleta, el bronceador, los molinetes, las combinaciones y las escaleras están para otra cosa.
Manuel J. Pintos