lunes, 6 de diciembre de 2010

Nuestras reseñas


NOSOTROS DECIMOS NO: CRONICAS (1963-1988)

Eduardo Galeano

Siglo XXI, 2010

397 Pág.

Las venas abiertas de America Latina” tuvo una gran repercusión poco tiempo atrás, en la pasada Cumbre de Las Américas, cuando con pícara deferencia el presidente de Venezuela le obsequió un ejemplar a Obama. Como si acaso la historia, en algún giro misterioso, se propusiera saldar deudas con el autor por los amargos años de exilio que le costaron escribirlo. Pero ¿Por que recomendar un libro de Galeano? Y si bien no sería viable limitar todo a una cuestión de gusto personal y muchas premisas también se diluirían ante la acertada idea de que a una cita obligada siempre se puede faltar, entonces quedaría insistir ponderando la trayectoria del hombre detrás de la obra, pero no como acusando al argumento irrefutable, sino en este caso ya tal vez emprendiendo un breve homenaje.

No es común que un historiador que escribe en prosa pueda ser adscrito a una poética, o de seguro tan solo en “un escritor con la obsesión de la memoria”, la literatura y la historia andan juntas el camino de la palabra. Pero si el oficio de escritor permite una licencia abundante para la creación y sus tiempos son dilatados, creo que en su labor como periodista –donde impera la inmediatez- el mito se inflama. Galeano se inició temprano, en los años 60, en un semanario llamado “La Marcha”. El golpe de estado en Uruguay lo obliga a partir, e impulsado siempre por esa “peligrosa y maravillosa pasión de libertad” cruza el charquito para fundar en nuestro suelo una revista inusitada: “Artes y letras en los tiempos de Crisis”. Crisis fue un fanal de reflexión donde se desafío sin tapujos bastantes más cosas que las concepciones gráficas de lo debía ser una revista cultural. Revestida de apellidos de grueso calibre como: Gelman, Sabát, Benedetti y Romero Brést entre otros, Crisis -en palabras de Galeano-“hizo por primera vez cultura popular, recogió las voces de los locos, de los niños, de los obreros, de los gauchos y de los indios”, sentando precedentes para una cultura popular plural y genuina. Pero esa experiencia quedó trunca por la persecución militar que finalmente lo conmina al exilio español.

Francamente quedan pocos, testimonios flagrantes de esa época, que habiendo vivido con “la certidumbre de que vale la pena morir por las cosas sin las cuales no vale la pena seguir viviendo”, hoy están acá y sus plumas no se aggiornan, sino al contrario, trazan páginas vivas. Volúmenes que “no se proponen enterrar a sus muertos, sino perpetuarlos”. Que siguen allanando el camino con la alegría de su voz, donde quiera que los oprimidos yerren el rumbo por el que soplan los vientos de un mundo nuevo: “Tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que prueban la pasión por andar y el amor al camino; y tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque en la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y, sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas”.

Para ir culminando, baste al lector cauto con elegir un libro de él, cualquiera, y poder comprobar personalmente lo antedicho. En este caso se trata de la reciente reimpresión de: “Nosotros decimos no: crónicas 1963-1988” (Siglo XXI, 2010). Una antología generosa, editada por primera vez en 1989, que recopila trabajos de más de dos décadas entre ensayos, discursos y algunas entrevistas para tener presentes. Las temáticas que abordan uss crónicas cubren un amplio espectro de la problemática social de esos días, aunque por su gravitación en la historia política de Latinoamérica muchas de ellas no dejan de estar candentes en los nuestros. Veinte años de una voz que supo conjugar el fervor juvenil y su entusiasmo, con la responsabilidad madura del compromiso para afirmar y reafirmar a los negados del mundo. Ahora más que entonces, sin que inquiete mucho la mirada adusta de nuestros tiempos desencantados, cabrá seguir parafraseándolo: ¿Seria bella la belleza si no fuera justa? ¿Sería justa la justicia si no fuera bella? Galeano dice no, y lo más significativo de todo es y será sin dudas la persistencia del plural.


Manuel J. Pintos

Boutique del libro Unicenter

 
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