miércoles, 22 de junio de 2011

¿Qué leen los autores? Gustavo Ferreyra / Escritor


Creo que los mejores libros son aquellos que tenemos como únicos cuando los terminamos y que luego, con el tiempo, son capaces de devorar a otros libros únicos y andar en nuestros recuerdos unos preñados de otros. Así, para mí, Rojo y negro de Stendhal va preñado de La educación sentimental de Flaubert, el Ulises de Joyce va preñado con El sonido y la furia de Faulkner, Viaje al fin de la noche de Celine con Trópico de capricornio de H.Miller, Los demonios de Dostoievsky con Los siete locos de Arlt, con La náusea de Sartre y con Una cuestión personal de Oé, Jakob Von Guten de Walser con El Castillo, En busca del tiempo perdido con Lolita , Extraños en un tren con A sangre fría , Así habló Zaratustra con Ficciones, Los miserables con Las uvas de la ira, La muerte de Ivan Illich con toda la obra de Tolstoi, porque hay grandes autores que se devoran a si mismos. Y finalmente el Quijote , que va preñado con todos ellos. Como verán, al fin también las obras devoran a los autores y me vi en la posibilidad de ya no nombrar a estos últimos.
Estos son libros que amo demasiado y que no sé si volvería a leer porque justamente les temo y tal vez volvería a ellos con la idea del beneficio. Nada me repele más que la idea de retornar a esas páginas para, en la relectura más atenta a las habilidades del constructor, sacar provecho. Prefiero que anden como sonámbulos oscuros y embarazados, algo perdidos en mis calles. En el fondo, quizá, no los releo para que esos libros sean por fin uno mismo. Como lector, creo, quisiera ser esos libros.
En cuanto a los libros que volvería a escribir, supongo que todos. Hace unos meses, en ocasión de una crítica aparecida en otro portal sobre mi última novela, Dóberman, Guillermo Belcore, persona que no conozco, dijo que se notaba que yo era feliz escribiendo. Me sentí descubierto y casi emocionado. Ese comentario tocaba algo recóndito y secreto. Soy tan feliz escribiendo que esto incluye, sin ofensas, ese pequeño sufrimiento por lo que puede no venir, por lo que se puede perder de mí y que no va a estar en el texto. En fin. De todos modos, viví más intensamente me parece la escritura de El desamparo, de Piquito de oro y de las dos últimas, inéditas todavía: La familia y Piquito.
Actualmente leo un volumen de Losada que incluye dos obras de teatro de Sartre: Las moscas y Nekrasov, esta última una suerte de comedia bastante llamativa (en la medida en que Sartre puede escribir comedia) y tengo en la pila Un hombre llamado lobo, de Oliverio Coelho.



Biografía del autor


Gustavo Alejandro Ferreyra nació en Buenos Aires en 1963. Licenciado en Sociología , es profesor en la Universidad de Buenos Aires y del nivel medio para adultos.
Recibió los premios de Del Castillo Editores de 1986 en el Concurso Nacional del Cuento por "Una historia" y el Premio Emecé de Novela , edición 2010, por Dóberman, con fallo unánime del jurado integrado por Tununa Mercado, Fabián Casas y Martín Kohan.
Ha publicado El amparo (1994), El perdón (1997), El desamparo (1999), Gineceo (2001), Vértice (2004), El Director (2005), Piquito de oro (2009) y Dóberman (2010).

Es colaborador en diversos medios periodístcos de Argentina ( Revista Ñ, El cronista cultural y El ojo mocho) y de España ( Revista Lateral).
 
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