domingo, 8 de septiembre de 2013

¿Quién ama a Michel Houellebecq?

(imagen: Aphelis 2010, http://aphelis.net/portrait-michel-houellebecq-2010/ )

El polémico Michel Houellebecq (ante la duda: se pronuncia Uel-bek) es un escritor francorreunionés nacido en 1956
. Ingeniero agrónomo, dio sus primeros pasos en literatura ya maduro. Impulsado por una depresión, luego de un divorcio, empezó a escribir poesía. En 1994 publicó su primera novela: "Ampliación del campo de batalla" (en español editada por Anagrama)

¿Ahora bien, por qué se lo critica tanto (en Francia)? Cínico, racista, misógino, anti-islamista, conservador, reaccionario, expatriado fiscal... Algunos al leerlo habremos intuido cierta tendencia al cinismo y un enorme, aunque no total, pesimismo. Se trata de un autor frío, gélido, que no hace concesiones, cuyos personajes anodinos o siniestros huyen del fantasma de la emoción humana y de la empatía como de una cosa externa, a la vez sublime y superflua. Sin embargo sus personajes lloran, aunque lo hacen cuando ya no pueden hacer otra cosa.

Además de un recorrido supuestamente "amoral" por los paisajes de la vida posmoderna (ciertamente, leyéndolo con detenimiento nos es fácil reconocer la 'ética houellebecquiana'), el francés nos ofrece una serie de 'romans philosophiques', la progresión de una idea, de una visión de mundo. Claro está, él habla desde y sobre lo que hay de nuevo en "la vieja Europa". El individualismo exacerbado, la mercantilización de las relaciones humanas, de la sexualidad, la disgregación de la moral, la tecnificación de la vida... su mirada es anti-utópica, nos enfrenta un espejo deformante que, bien sea dicho, es un espejo al fin. Su intención de construir una "obra total" sobre su época (al estilo de Balzac o de Tolstoi), no hace más que apilar prejuicios en su contra. Él recomendó, en alguna entrevista, ser leído en orden de publicación. Si lo leemos con cuidado, podremos ver que el "nihilismo" houellebecquiano es una clausura de sentido. Hay mucho más en este autor que negación de los valores.

¿Ahora bien, también, por qué NO se lo critica tanto? Individualista y pesimista, su conservadurismo es utópico. Ya ha dicho, en alguna parte (quizá en un ensayo de "Intervenciones" o en alguna carta de "Enemigos públicos", ambos editados por Anagrama) que su visión es conservadora. Es un pensador paradójico, contradictorio, pero no reaccionario. Su postura se desprende de una visión del mundo desencantada hasta la médula: ese desencanto radical lo lleva a pensar que algo que comenzó su "proceso de descomposición" ya no puede ser salvado ¿Qué sucede entonces, cuál es la esperanza? Condenado a estar solo, en un mundo sin solidaridad, sin emoción, sin religión, sin fines en común, sin comunidad, Houellebecq es un pesimista lúcido y radical. Podemos encontrar reflejos de esperanza en sus obras. Guiños breves y sutiles, destinados a la errancia en un individualismo que tanto él critica, pero plenos de la lucidez y del valor despojado necesarios para ver lo que muchos preferiríamos ignorar. (G.F.)

Sus novelas: "Ampliación del campo de batalla" (2001), "Las partículas elementales" (1999), "Lanzarote" (2003), "Plataforma" (2002), "El mapa y el territorio" (2011); Alfaguara publicó en 2005 "La posibilidad de una isla" (lamentablemente agotada en Argentina); y sus ensayos, cartas, y poemas fueron publicados también por Anagrama: "Intervenciones" (incluye "El mundo como supermercado") y "Enemigos públicos", "Poesía".

 
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